Ecos sobre la urgencia y la institución

El eje de Urgencias subjetivas en la institución muestra el interés y las ganas de poner al trabajo la práctica de orientación lacaniana en las instituciones.

A lo largo de este recorrido se ha tratado de compartir la experiencia de una práctica en institución y de la relación que cada uno sostiene con el discurso psicoanalítico como pregunta. Extraemos de cada uno de los textos una pragmática fundada sobre una episteme que ha orientado este camino hasta el inicio de nuestro encuentro, las XIII Jornadas de la ELP.

Cada una de las instituciones que aquí se representan, instituciones de salud mental a las que acuden familias, niños, adolescentes, un hospital pediátrico, un centro de servicios sociales y una alusión al trabajo que desempeñan los CPTC, dan cuenta de la diversidad que habita el discurso del psicoanálisis en nuestro territorio y de la función que tienen en la elucidación de los síntomas contemporáneos.

Cada uno de los textos transmite cómo estos dispositivos, enclaves dentro del entramado de la red de salud pública, han sabido vehicular una lectura por los divinos detalles. Omaïra Meseguer indica que es necesario De-Tallar lo que de la urgencia puede recortarse en una demanda de un sujeto, recordando que la acción del analista en institución requiere de una escucha atenta, una posición de alerta y un rigor imprescindible.

Cada uno de los autores ha dado elementos que ayudan a leer la actualidad de lo que se encuentran en su práctica: la increencia generalizada en el Otro, las exigencias de homeostatización del cuerpo, los imperativos que protocolizan la práctica de los profesionales, etc. A partir de ellos podríamos decir que nos encontramos ante una nueva intemperie, la de la desvalorización de la palabra y las consecuencias que de ello se deducen. Mª Cruz Fernández señala una de las consecuencias que más se acusa, el desamparo ante un goce que desborda.

Susana Brignoni afirma que nos encontramos en una época “más del goce que del deseo, más de la pulsión de muerte que de la sexualidad”, lo cual propone enlaces y desenlaces menos románticos que en otros momentos.

Carmen Grifoll y Dolors Arasanz nos hablan del empuje hacia la creación de protocolos de contención para hacer frente a los pasajes al acto que se presentan sin mediación de la palabra.

A veces, simplemente se trata de que quien se dirige a una institución no sabe lo que le pasa y esa misma incógnita es la que coagula en una urgencia. En este sentido Trinidad Valente nos dice que urgencia y trauma van de la mano, ya que la ruptura del sentido que ahí se produce abre una grieta desvelando lo traumático para cada uno.

Gabriela Medín afirma que hay una “falla epistemo-somática” en la relación de la medicina con el cuerpo y que ésta, irremediablemente pone en jaque la explicación de algunos síntomas por el discurso científico-médico.

Esta superposición de dos hiancias, la del sujeto traumatizado por el significante y la del discurso científico respecto un cuerpo que habla, dan una oportunidad para que otra respuesta se formule, por ejemplo, un lugar alfa, tal como lo define Jacques-Alain Miller1; pero también producen nuevas defensas, en este caso no para quienes acuden a la institución, sino para los propios profesionales. Francesc Roca nos habla del uso de los fármacos como barrera en la relación con el enfermo, Iria Rodríguez cuenta como el “aquí todo es urgente” produce prácticas que desvalorizan la urgencia que trae el sujeto que consulta.

Los colegas que nos han brindado sus lecturas, aportan luz sobre cuál debe ser el lugar del psicoanalista en la institución. La heterogeneidad de las respuestas es amplia y se puede leer en cada uno de los textos del eje, pero me gustaría retomar una cita que Dolors Arasanz extrae de Zenoni que nos indica que “no se trata de saber si el psicoanálisis puede tener un lugar entre esas prácticas, sino de que éstas puedan ser ejercidas teniendo en cuenta sus hipótesis”. Luciana Fracchia sostiene una hipótesis en la que la institución toma papel activo en la constitución e interpretación de la transferencia, vale la pena seguir sus desarrollos.

El trabajo por elucidar la demanda, la distinción entre la urgencia generalizada y la urgencia subjetiva, permitir que la transferencia sea operativa, el uso de lo terapéutico, son algunas de las cuestiones a seguir trabajando, preguntas que quedan abiertas y aguardan a las jornadas para encontrar su lugar en la conversación.

 

Nota:

  1. Miller, Jacques-Alain. “Hacia PIPOL 4”, Freudiana nº52. Enero/abril 2008.