El tiempo en la entrada en análisis de los niños
«¡Cómo! ¿Han sometido ustedes al análisis de niños de 6 años? No lo hubiera creído posible y, además, me parece peligroso para las criaturas. Pues no ofrece dificultades especiales. Es casi increíble lo mucho que sucede ya en un niño de cuatro a cinco años. Los niños presentan en esta edad una gran actividad espiritual; la temprana época sexual es también para ellos un período de florecimiento intelectual»1.
Freud trabajó como pediatra y esto forjó el establecimiento que hizo de las neurosis infantiles. Este pasaje anterior muestra que en los albores del psicoanálisis la práctica con niños ya presentaba preguntas y particularidades. Hoy, continúa necesitando de un esfuerzo epistemológico que a su vez de cuenta de la clínica existente y del no retroceso ético de los psicoanalistas. En la actualidad, se mantiene el desafío: la práctica con niños tiene siempre algo a establecer2.
¿Qué pensar de la entrada en análisis en los niños cuando aún no ha habido ni cristalización de las identificaciones ni constitución del fantasma? ¿Cómo entender las entradas en la clínica del parlêtre? ¿Cómo pensar el estatuto del tiempo para una entrada en análisis de los niños? ¿Es un trabajo únicamente preliminar?
Las entrevistas preliminares con los niños establecen los principios de la intervención lacaniana. Más allá de la escucha terapéutica se trata de encontrar la herramienta con la que establecer la transferencia que permite que el niño pueda entrar en el dispositivo analítico. Y más allá del paciente que es traído por los padres suponemos un sujeto que tendrá que demostrarse, haciendo la experiencia de hacerse sujeto de su inconsciente o de un parlêtre que tendrá que tomar a su cargo el goce que lo habita.
El acto analítico que se materializa en las entrevistas preliminares permite el encuentro con el niño lacaniano3. Se trata de un niño traumatizado porque nace del malentendido, porque ya el inconsciente es entendido como un traumatismo inicial. El trabajo se orientará por el abordaje del enigma de cómo el lenguaje atraviesa su cuerpo y qué restos de goce han quedado sedimentados.
El trabajo preliminar acoge el malestar y evalúa la modalización del síntoma. Es el marco para orientarse y saber si estamos ante un niño atravesado por el lenguaje y hablado por el Otro o por el contrario se trata de un niño que está en el lenguaje, pero que no está en el discurso.
Los nuevos lazos sociales y modos de goce contemporáneos imponen una práctica en la que el analista transite por los paradigmas del goce moebianamente para adaptarse a las singularidades actuales.
Considero que puede haber entradas en análisis en los niños y que éstas se pueden dar de diferente manera según como el niño habite el trauma, según el trabajo, invento o bricolaje que realice como arreglo al agujero del ‘troumatismo’, el «agujero en la comprensión de las cosas o las palabras que recibe del Otro«4.
Se puede hablar de entrada en análisis en aquellos casos donde la transferencia con el deseo del analista ha permitido la movilización del deseo de saber del propio niño. Supone la entrada en el impás subjetivo para posteriormente encontrar una salida. Por una parte, esto conlleva un tiempo particular para los análisis con niños, que aunque no se prolonguen tanto, sí puede establecerse un tiempo lógico que vaya más allá del evolutivo o biológico y pueda surgir una experiencia del instante de la mirada, el tiempo de comprender y el momento de concluir5, aunque éste sea inacabado. Y por otra parte, la entrada, atravesamiento y la salida del atolladero lo hacen construyendo ficciones que les ayuden a enlazar con un Otro, para permitirles velar el agujero. Y en esta tarea puede haber una reducción imaginaria y una rectificación subjetiva que pueda acompañar una apertura del inconsciente6 propia de la entrada en análisis. Aunque haya una parcial cristalización de la defensa.
Por otra parte, en la clínica con niños que están desabonados del inconsciente también podríamos situar la entrada en análisis en aquellos casos en los que, una vez instalada la transferencia mediante las entrevistas preliminares, se inicia el trabajo de construcción como efecto del encuentro con un analista.
La clínica actual atiende a niños con recursos simbólicos e imaginarios bastante precarios. Niños con cuerpos que están presos de un goce que itera o de goces que invaden. Algunos consiguen hacer un trabajo de pequeñas cesiones, otros pueden construir un borde del cuerpo, otros encuentran un modo para hacer con la extrañeza del cuerpo, otros logran sostenerse sin desencadenar alejados de lo no velado, el sentido y los significantes, haciendo uso de los trazos y las letras. La entrada en análisis en esta clínica está más en relación con el inconsciente real y va más allá del tiempo lógico. Para estos pacientes las entrevistas pueden ser un preámbulo más bien reducido en el tiempo para pasar a desplegar un dilatado recorrido analítico.
Mar Martí Morell es socia de la sede de la ELP-Comunidad Valenciana.
Notas:
- 1. Freud, Sigmund. «Análisis Profano». Obras completas, Tomo VIII. Biblioteca Nueva, Madrid, 2001, p. 2930. ↑
- 2. Laurent, Eric. Hay un final de análisis para los niños. Colección Diva, Buenos Aires, 1999, p. 184. ↑
- 3. Roy, Daniel. “Lacan y el niño”. La práctica Lacaniana en Instituciones. Grama, Buenos Aires, 2014, p. 23. ↑
- 4.Lacadee, Philipe. “El niño lacaniano es el niño troumatizado” ↑
- 5. Lacan, Jacques. (2002). “El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma”. Escritos I. Siglo XXI, Buenos Aires, 2002, p. 199. ↑
- 6. Miller, Jacques-Alain. Introducción al Método Psicoanalítico. Paidós, Buenos Aires, 2015, p. 20. ↑