Entrevista a Andrés Magán: “No hacerme sombra a mí mismo”

Andres Magán, cursó bellas artes, dibujante y músico integrante de Fantasmage. Su último trabajo publicado por editorial Apa Apa, El buen Ciudadano publicado en febrero de 2024, nos ofrece una oportunidad única, para poder esclarecer la posición de un artista que da cuenta del esfuerzo que supone su trabajo creativo y la relación con lo que ahí se ha producido. La producción artística es reacia al yo, rehúye de los engaños del narcisismo1. No investigar sobre el propio proceso creativo y que exista de una manera independiente a lo que él piensa, esboza un camino. Fragmentos seleccionados su primer cómic definido por Mondo Sonoro: un tour de force creativo que se resuelve en ciento veintiocho páginas enigmáticas y sugerentes publicado en el 2017 y Las aventuras de Passer P.Malta, además de las diferentes colaboraciones en fanzines, cofundador de la editorial Noche Líquida. Serigrafía, pintura y la vuelta a los escenarios con Fantasmage, muestra su recorrido singular.

LV: La obra de Freud “El malestar en la cultura” nos permite reconocer en “El buen ciudadano”, título que lleva uno de tus últimos trabajos, una de sus afirmaciones más decisivas en esta obra: ¿por qué al hombre le resulta tan difícil ser feliz…? El buen ciudadano no es un buen ciudadano, es El buen ciudadano. ¿Has buscado esta referencia de Freud para comenzar a trabajar, o cual fue el motivo principal que te ha llevado a este título de tu última publicación?

AM: Para nada, no he leído nunca nada de Freud, muy superficialmente algunas cosas, en general no suelo trabajar a partir de referencias, mi proceso de trabajo es más bien intuitivo, aparece una imagen o unas palabras, algo que me resulte llamativo, es un hilo del que yo voy tirando, de ahí van apareciendo cosas, intento quitarme yo del medio y se van colocando. El libro tuvo varias formas, lo intenté tres veces y no acababa de encajar, hasta que llegó un punto que esas imágenes, esas palabras, esas cosas, entre ellas el título, empezaron a tomar una forma. Ese hilo empezó a tener un poco de viabilidad. El título “El buen ciudadano” es porque alguien me lo llamó una vez, algo que yo hacía o mi forma de comportarme, me decían que siempre tenía que ser como el buen ciudadano, intentando hacer las cosas bien cuando no hacía ni siquiera falta. Se quedó atascado en mi cabeza, se tornó como signo, señalando que es por ahí por donde debo ir.(…) Para decir la verdad no sé muy bien lo que hago y no tengo la intención de investigarlo mucho, quiero que eso exista un poco de forma independiente a lo que yo pienso, tampoco estoy muy convencido de lo que yo pienso.

LV: Freud emplea un aforismo de Goethe:

Quien posee Ciencia y Arte
también tiene religión;
quién no posea una ni otra,
¡tenga religión!

El arte y la ciencia pueden sustituir a la religión en cuanto a su valor para la vida, si la vida nos resulta demasiado pesada, las satisfacciones sustitutivas que nos ofrece el arte son eficaces para poder soportar la vida. No podemos pasar sin lenitivos. Freud en esta serie, ciencia, arte y religión, reconoce que no es fácil indicar el lugar que le corresponde a la religión para afirmar al final del capítulo “al imponer a todos por igual su camino único para alcanzar la felicidad y evitar el sufrimiento”. Es obvio que el arte como satisfacción sustitutiva no impone un único camino, la obra de cada artista es única. ¿Ha sido para ti una satisfacción encontrarte con tu última producción?

AM: No, no lo definiría como satisfacción. Me genera más satisfacción leer, escuchar lo que hace otra gente, incluso hablar con otra gente que hacer mi propias cosas. Por alguna razón tengo sujeto al sufrimiento el acto de crear, no pretendo conseguir una satisfacción sino una tranquilidad de haberlo hecho. Solo con hacerlo estoy tranquilo, no me quedo satisfecho, no me gusta lo que hago, intento no valorarlo, intento no verlo, intento simplemente hacerlo. Ha habido momentos en que lo he pasado muy mal, porque se mezcla con algo que me gusta hacer, con algo con lo que potencialmente me podía ganar la vida. Ahí hay una colisión un poco extraña, de si no lo consigues es porque esto no está suficientemente bien, una comparación con la gente que hay alrededor, todo un proceso del que me estoy intentando deshacerme poco a poco. La forma que estoy encontrando, es hacer sin pensar, o pensar haciendo, ahí lo que encuentro es un poco una tranquilidad, un decir, por lo menos lo he hecho.

LV: El reverso de la biopolítica de Éric Laurent aclara que el biopoder consiste en nombrar nuevas categorías de síndromes y víctimas, como forma de los poderes de la biopolítica del Estado que tiene el monopolio legítimo del reconocimiento de los trastornos del cuerpo sufriente. ¿Es El buen ciudadano es un ejercicio contracultural para separar el cuerpo sufriente del aparato nomenclátor de la biopolítica actual?

AM: De mi parte no hay una intención contracultural, mi intención es ser lo más fiel posible a las ideas que tengo, a partir de eso surgen muchas cosas de las que yo me doy cuenta, que están ahí, que están esparcidas, que están en el libro. Yo intento no darles ningún significado, que el libro se explique por sí mismo. Si algo no queda claro, todo está en el libro, si yo quisiera decir algo más lo pondría, no hay una explicación mía que falte para que esto tenga sentido. Todo lo que hay está ahí, yo no tengo una intención de nada más que, por respeto al proceso creativo, por respeto a quien lo pueda leer, tengo la intención de ser fiel a lo que estoy viendo. Hay una parte que es muy intuitiva…lo que sale tiene para mi valor en cuanto es mío, pero no sé qué valor tiene respecto a otras cosas, a algo teórico que yo no manejo. No hay una base teórica. Todo lo que yo quería hacer está ahí, el libro se ha acabado cuando sentí que ya estaba hecho.

LV: ¿Cuánto tiempo te ha llevado?

AM: He tenido que hacer muchas cosas por el medio, pero desde que tuve la idea hasta que lo acabé fueron 7 años. Un tiempo complicado, de crear y conseguir acabarlo, un tiempo de replantearme muchas cosas, culmina un proceso un poco complejo y que encontré una vía para poder seguir trabajando que tiene que ver con eso.

LV: Este hacer al que remites con cierta frecuencia, no rumiar tanto y pasar al proceso creativo que comentas. ¿El buen ciudadano ha marcado un antes y un después en tu proceso creativo?

AM: Habrá que verlo, pero en principio sí. Yo me siento un poco más seguro, conseguir acabarlo fue como meterme en un agujero muy grande y conseguir salir de ahí. Me ha dado como unas pistas que básicamente es fiarme un poco de mi intuición y fiarme de que yo puedo hacer palanca para conseguir un poco confianza, es mío, sale de mí; no sé si es mío, pero sale de mí.

Hacer un comic es una cosa tediosa. Es un lenguaje que a mí me gusta y con el que consigo encontrar cosas que me gustan, o con el que me puedo expresar. Me he dado cuenta de si no hay un mínimo de confianza en lo que estás haciendo es imposible porque tienes bajones constantemente, estas replanteándote lo que haces. Supongo que escribir es igual, pero esto es como un escribir; no es un escribir y hacer dibujos, es como una tercera cosa que se junta entre las dos. Para mí la confianza no está en que lo que hago sea bueno o malo, sea correcto o no correcto, sino algo que sale de mí, y ahí es donde yo hago un poco de palanca: cuando dudes recuerda que esto está saliendo de ti, y que esto que se te está ocurriendo y se te viene a la mente, hazle caso. Es donde yo hago el esfuerzo para poder seguir. Te hablo incluso físicamente, es un trabajo que desgasta mucho, estar sentado mirando un papel. Mi conclusión es que yo me tengo que quitar un poco del medio, no hacerme sombra a mí mismo, estar atento y operativo para que las ideas que salgan puedan salir.

 

 

Leonardo Vilariño es Socio de la ELP -sede de Vigo- España.

 

 

Nota:

  1. Domínguez, Irene. Recorridos de la sublimación. Grama ediciones, Olivos (Buenos Aires), 2023, pág. 95