Es un principio lacaniano fundamental que la suerte de un psicoanálisis -incluida su conclusión- estará ligada a su entrada. Esta afirmación hay que entenderla en un sentido fuerte. Ninguna otra orientación psicoanalítica ha hecho de la entrada en análisis una cuestión esencial1. Ni siquiera Freud, a pesar de que se suela citar su “tratamiento de ensayo”2 como el antecedente de las entrevistas preliminares. En el caso de Freud, constituía más una prueba de que el método psicoanalítico convenía a quien hacía la demanda de tratamiento, que un período de trabajo para producir la entrada.
En el caso de los psicoanalistas de la Asociación Psicoanalítica Internacional la proposición del llamado “contrato analítico” en el inicio del tratamiento funcionaba y funciona, casi a la inversa que las entrevistas preliminares. El contrato estabiliza, encuadra la indeterminación del sujeto que lo conduce al análisis. Su repentino “no sé quién soy”, que es un motor, un empuje al trabajo se transforma, mediante el contrato analítico, en “la alianza con la parte sana del yo”.
La aceptación automática de la demanda, considerada como un hecho por fuera de la posición subjetiva del candidato a analizante, banaliza la entrada en análisis. Se borra que hay una discontinuidad, que es necesario un franqueamiento del umbral, para que se produzca la entrada y que ese pasaje depende de una decisión del analista, de una elección, que remite a un acto en la transferencia.
La puerta de entrada es la apertura del inconsciente por la vía de la transferencia
Lacan lo dice así: “En el comienzo de un psicoanálisis está la transferencia. Está por la gracia de aquél que llamaremos en el linde de este propósito, el analizante"3.
La localización de la transferencia, o su producción, en su doble faz contradictoria -auxiliar fundamental del levantamiento de la represión y el más poderoso agente de la resistencia- será puesta por Lacan al servicio de la cura. Para ello, tuvo que reorganizar su concepción de la transferencia, situando entre la persona del analista y la del analizante, un elemento tercero: el “sujeto-supuesto-saber”. Escribió su fórmula en la “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”4.
Sólo dos meses más tarde pensó que era necesario esclarecer una confusión que se podía producir entre el SsS y el Nombre-del-Padre, sucumbir a la ilusión de que el saber supuesto es un saber ya sabido por alguien, no un semblante.
La equivocación del Sujeto supuesto Saber5
El término méprise que utilizó Lacan y que se tradujo como equivocación, se puede traducir también como tropiezo, una forma de fracaso, presente ya en Freud, el Vergreifen, el acto sintomático o fallido. Lacan busca con esta rectificación prevenirnos frente a una equivalencia entre el SsS y el N del P. identificado con Dios Padre.
La equivocación del SsS consiste en referir ese saber a un sujeto que ya sabría ese saber, en creer que el saber ya está ahí. Por el contrario, la hiancia del acto se franquea en cada interpretación y el psicoanalista se presta a ello sin saberlo. El cuestionamiento de que haya ya un saber modifica la concepción de la cura como un agotamiento del recorrido significante. No hay un saber absoluto al final, por el contrario, el saber que se alcanzaría es que no hay saber completo, que el saber totalizante es imposible, es una ilusión. Que siempre queda un resto.
Para Lacan una hiancia dicta la ley del acto y le da su certeza, “es más allá del acto y por el acto como se verifica eso de lo que antes sólo se podía dudar que es el afecto engendrado por la indeterminación “6.
¿Qué significa que el analista está determinado por la estructura de la equivocación del SsS?
La idea de méprise, de fracaso, de fallo adquiere toda su importancia en tanto no puede ser un saber que se adquiere -digamos para simplificar, como un saber universitario- el psicoanalista se determina por una relación con un saber que no se atrapa, o quizás, mejor dicho, que se atrapa sólo por equivocación, sólo se accede a él por una forma de fracaso o fallo.
De aquí que J.A. Miller, diga que la equivocación (méprise) no es la simple negación de la conquista (prise), en el sentido de que se escaparía, se fugaría, sino la forma propia de la conquista del saber inconsciente7.
El inconsciente freudiano nombra que hay algo que se dice sin que ningún sujeto lo sepa. El SsS se ubica allí donde hay agujero o hiancia en el saber. La interpretación analítica es sin garantías, es un acto cuya ley es que el analista habla sin saber. La hiancia del acto se franquea en cada interpretación. Lacan clasificaba la práctica psicoanalítica de loufoque, chiflada. Es una manera simpática “de marcar que hay una falla que sólo este acto escandaloso es susceptible de franquear”8.
El destino final del SsS es su reducción al objeto (a). Lacan dijo “Yo he restaurado a la transferencia en su función completa remitiéndola al Sujeto- supuesto-Saber. El término del análisis consiste en la caída del SsS y su reducción a un advenimiento de ese objeto (a) como causa de la división del sujeto que viene a su lugar”9.
Es también una crítica de Lacan a la infatuación analítica, que no es una crítica moralizante. Es el semblante propio del psicoanalista: hagamos como si un sujeto ya supiera ese saber y tendremos la condición para producirlo. Pero si se cubre con el SsS, se identifica con él, si se cree un entendido sucumbirá a la infatuación.
Finalmente ¿a qué queda reducido el saber del analista? A su destino en cada final: el de ser identificado con el desecho y ser arrojado como residuo de la operación.
Miriam Chorne es miembro de la ELP y AMP.
Notas:
- Lacan, Jacques. “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, Otros escritos, Paidós, Buenos Aires, 2012. ↑
- Freud, Sigmund. “Sobre la iniciación del tratamiento. Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis” (1913). Obras completas, Vol. XII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1993, p. 126. ↑
- Lacan, Jacques. “Proposición…”, op. cit., p. 265. ↑
- Lacan, Jacques. “Proposición…”, op. cit., p. 266. ↑
- Lacan, Jacques. “La equivocación del Sujeto supuesto Saber”, Otros escritos, op. cit., p. 349. ↑
- Miller, Jacques Alain. De la naturaleza de los semblantes, Paidós, Buenos Aires, 2002, p. 45. ↑
- Miller, Jacques Alain. De la naturaleza de los semblantes, op. cit., p. 46. ↑
- Idem, p. 49. ↑
- Lacan, Jacques, Le Séminaire, Libre XV, L’ Acte Psychanalytique, Seuil, Paris, 2024, p. 102. ↑